Aunque los espacios de trabajo minimalistas en las casas, en las que las mesas están ordenadísimas, tienen lo justo y necesario y se respira tranquilidad, me parecen muy atractivas (¡y me producen una envidia tremenda porque yo sería incapaz de mantener un espacio así!), siento debilidad por los espacios de trabajo creativos. Llenos de cachivaches de colores y de láminas y cuadros, de inspiración, rodeados de libros y en los que se puede intuir la personalidad de quien trabaja ahí.
De hecho, yo creo que en estos espacios sería más creativa, productiva, audaz... ¿Y tú?
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