Empezamos con la habitación del niño, que tiene un año, y que es, desde mi punto de vista la más especial de la casa por su sencillez. Muy buena idea los tablones con peueñas baldas encima de la cajonera.
El salón está presidido por la clásica butaca Eames junto a una chimenea y de fondo la lámpara Ingo Maurer. Perfecto para las frías tardes de invierno.
Por último, la habitación principal sigue el criterio de toda la casa: colores neutros, los muebles imprescindibles y pequeños detalles con personalidad (el espejo veneciano plateado y los vinilos de pájaros en el cabecero).
Vía sfgirlbybay.
Qué bonito!! Me encanta. Una prueba incuestionable de que Ikea puede dar mucho de sí... Me chifla. :)
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